Para un niño, inquieto, lleno de imaginación y creatividad esta pregunta
como muchas otras que plantean a sus padres tiene mucha lógica. Impedir que los
niños sueñen es como quitarles el derecho a dormir, a que durante las noches
busquen otras formas de distracción u ocupación para que los niños no puedan
soñar y privarles de las fantasías que pueden tener mientras duermen. Es como
un papá águila le corta las alas a su hijo águila para que este no pueda volar.
Pero que el niño se acerque a su padre a formularle esta u otra pregunta (que
aparentemente para los adultos es una pregunta absurda) para el niño tiene un
significado existencial de mucha importancia. Por un lado, tiene al padre a la
persona más cercana y en quien ha depositado toda la confianza, a él puede
acudir todas las veces cuando se le presente inquietudes o dudas infantiles.
Por otro lado, el padre para el niño es el modelo, es la persona a quien admira
en alto grado. Lo que le suceda al niño en el futuro depende de cómo responda,
si se quiere a la impertinencia del o los niños. Más tarde el padre habrá
ganado o perdido la admiración o el respeto de su hijo. Así, una simple pregunta puede tener grandes
respuestas. Además, los grandes proyectos nacen de las ideas y las ideas de los
sueños infantiles.
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