Todos los días se acaba el mundo
para quienes somos pesimistas. Indudablemente, el hombre que no tiene fe y
esperanza, es un hombre muerto.
Decir, el mundo se acaba mañana
marca la diferencia entre un hombre pesimista y uno optimista. Como el mundo se acaba mañana entonces
dormiré tres o cuatro horas más. No tiene sentido servirse una pitzza DOMINO
crocante, servirse una nutritiva receta de Betty Kruger, en estas condiciones
para que una tarjeta DINERS CLUB, tampoco tiene sentido comprarse una MAZDA que
es el anhelo de toda la vida. Para que ir de vacaciones a Cancún, volar cómodamente
en American Airlines. Nosotros los pesimistas somos profetas de la desdicha y
pronosticamos Terremotos y tormentas por doquier. No hay un día soleado, alegre
para la vivencia pacífica. Dije mañana se acaba el mundo porque no hay futuro,
no hay esperanza.
Los optimistas, muy por el contrario,
viven para el mañana, siempre tienen en mente un mundo mejor, distinto, más
comodidad y si no fuera por ellos no existirían los nuevos descubrimientos y la
tecnología.
Ha visto usted a un humorista
encogido de hombros, no ellos son gente activa, están buscando e imaginando
formas para robarle una sonrisa, de mirar la parte gratificante de la
adversidad, están imaginando como sería serpiente o una tortuga riéndose de
oreja a oreja.
Mientras pienso que mañana se
acaba el mundo han transcurrido 24 horas y el futuro se ha convertido en
presente y pasarán 24, 48, 72 horas, así sucesivamente. Bueno para que seguir
escribiendo si mañana se acaba el mundo y no habrá quien lea este artículo.
Perdón por la omisión, dije mañana se acaba el mundo pero no dije la hora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario