domingo, 12 de mayo de 2013

MANOS MANCHADAS

EXCLAMACIÓN

Mis manos están manchadas y con las manos manchadas me lavo, me froto mi rostro todos los días, pero el rostro también queda manchado, debo ocultarlo, debo esconderlo de alguna manera porque me hace sentir humillación y vergüenza , no sé como y donde ocultarlo. 
Con  estas manos manchadas, todos los días me llevo el pan a la boca, que en lugar de saciar el hambre de mi cuerpo y mi espíritu, es algo dañino que mancha también mi cuerpo y mi espíritu. Ese pan que en ocasiones no es mío, no me pertenece y lo quité a otros por el trabajo y esfuerzo, ajenos. 
Padre Eterno, ten misericordia de mí, perdóname, acuérdate de mí por que mis manos, mi rostro están manchados. Padre Eterno, si no me tomas en cuenta no importa, acepto que soy un grano de arena del desierto. Pero que es un grano de arena en el inmenso desierto? pregunto yo, algo insignificante. Viene un impetuoso viento y se lleva a ese grano de arena, ya no es más. 
Al otro lado de ese gran desierto, se levanta un eco como un rugido de león, como estruendo y se le oye decir: ja, ja, ja! ¡ no eres nada! ¡ entiendes! ¡ no eres nada! y vuelve a repetir ¡nada!. Poco a poco, ese eco del desierto se aleja, se extingue pero repite cada vez: nada, nada!...

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